Recorriendo
en espirales los empolvados amores guardados en ese viejo desvan
acolchado y protegido de todos los peligros, alli donde nadie mas que yo
puede llegar, entro en silencio como quien entra en una antigua
reliquia, con mis ojos cerrados, porque alli no necesito mas luz que la
de tus ojos, pongo play a mis oidos y entonces el cielo se converte en
aguas apasibles de caricias, suaves como un dulce helado de chocolate
amargo y cerezas, refrescante a los sentidos, unico privilegio permitido
en una estacion donde solo se venden pasajes de ida sin regreso...
Ese
mago sin barita ni galera, cuento encantado sin miserias... te doy un
beso en el anden y al oido te digo... cuidate... nos vemos..
y sigo
caminando sin dar vueltas para mirar el futuro que en algun lado nos
espera a ambos...
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